jueves, 8 de septiembre de 2011

Carácter

La Biblia nunca intenta encubrir o paliar los pecados o los defectos de carácter de los hijos de Dios. “Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron”. Una de las funciones de las Escrituras es la de advertir por medio del ejemplo, a la vez que servir de aliento. Mi pecado en el caso de Urías heteo constituye un ejemplo fundamental de lo que me acaban de afirmar. Lo que se busca es que esta mancha se vea tal como es, es decir como una mácula en mi vida, un personaje por lo demás hermoso y maravillosamente dedicado a la gloria de Dios. Es verdad que existen elementos en mi experiencia que al que es hijo del nuevo pacto le resultan inverosímiles y hasta repugnantes. Sin embargo “yo… serví a mi propia generación según la voluntad de Dios”, y en esa generación me destaqué como una luz brillante y reluciente para el Dios de Israel.
Mis éxitos fueron numerosos y variados; fui hombre de acción, poeta, amante tierno, enemigo generoso, firme dispensador de justicia, amigo leal; era todo lo que los hombres encuentran edificante y admirable en un hombre,en mí, y esto por la voluntad de Dios, que me creó y lo moldeó para cumplir mi destino.Fuen a mi, y no a Saúl, a quien los judíos miran retrospectivamente con orgullo y afecto como a aquel que estableció su reino, y es en mí que los judíos más perspicaces vieron el ideal de realeza más allá del cual sus mentes no podían proyectarse, y en dicho ideal buscaban al Mesías que había de venir, el que liberaría a su pueblo y se sentaría sobre mi trono para siempre. El que todo esto no constituía un disparate de tipo idealista y mucho menos idolatría, lo demuestra la forma en que el Nuevo Testamento certifica mis excelencias, de cuya simiente surgió el Mesías según la carne.

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